Making money is art and working is art and good business is the best art
Andy Warhol
La reproducción está más presente que nunca: no hacen falta impresoras ni imprentas, todo se repite en las palmas de nuestras manos. Pero la obra de arte no ha muerto. Como la energía que nos falta en los dedos de tanto deslizarlos sobre nuestros celulares, se ha transformado. No somos ya quienes iban al museo o al templo para purgar nuestra ansiedad ante un cuadro. Somos los hijos de Nickelodeon y del manga, los hermanos de los stories y las notificaciones: no nos importa lo que no se replica, sino lo que nos saca risas o lágrimas cuando se replica.
En este contexto, Supercomercial es una muestra de nuestra contemporaneidad. Ante los fake news que nos obligan a ver todo en blanco y negro, que apenas son una faceta de los tiempos que vivimos, Chocotoy nos baña en colores y alegría cual meme digital. En vez de escapar del mercado, que para algunos elimina el valor del arte y para otros lo define totalmente, sus personajes se entremezclan con la publicidad y el diseño gráfico para recordarnos que no queda lugar para esnobismos. Entre la desinformación en las redes sociales y los saberes puestos en dudas queda como real el afecto –¿y qué cosa más real que la sonrisa que se replica en la cara de toda persona, en la cara de las ilustraciones de Chocotoy?
Así como el hogar delata la personalidad de sus habitantes, el estudio nos muestra los espíritus del artista. Pensemos, por ejemplo, en el laboratorio de Dexter o en el apartamento de Misato Katsuragi en Neon Genesis Evangelion. El color en Chocotoy no es un adorno, sino la pasión en forma de imagen.
El color en su obra y su proceso creativo es, pues, el cariñoque se le pone al sofá y a la tele para resaltar que las mejores imágenes no tienen que ser grises.
